¡Rebeldes!
Pasaje clave: Números 16
Surge un grave problema de rebeldía, una situación crítica para los
líderes que tuvieron que enfrentarse a ella y la intervención de Dios
para poner fin a ese descontrol.
Los rebeldes no eran nenitos caprichosos, ni adolescentes enojados.
No eran personas nuevas que aún no conocen las cosas de Dios, ni
hermanitos recién convertidos que todavía no saben nada de la Palabra.
¡No! Eran príncipes del pueblo. ¡Líderes!.
Formaban parte del consejo que se reunía con Moisés para tomar
decisiones y algunos de ellos, además, eran levitas que servían en el
Tabernáculo y tenían la responsabilidad de ministrar a la congregación.
Estos rebeldes tenían un serio problema no resuelto: No aceptaban a los líderes
que tenían ni los soportaban. Para ellos, Moisés y Aarón eran los menos
indicados para liderarlos y guiarlos. ¿O acaso ellos mismos no eran
líderes también? ¿No ministraban al pueblo? ¿No servían en el
Tabernáculo? ¿Acaso no hablaba Dios por medio de ellos?
Estas personas rebeldes querían más. No les alcanzaba con ser
líderes, querían más autoridad, más poder, más reconocimiento, más
control sobre todas las cosas y menos sujeción, menos dependencia de los
líderes escogidos. Ellos, con sus comentarios, pusieron a todo el
pueblo en contra de Moisés y de Aarón.
Ellos no se sujetaron ni respetaron la autoridad de Dios quien había escogido y levantado a Moisés y a Aarón en el liderazgo.
¿Qué piensas de las actitudes de Moisés?
Él era muy manso, pero se enojó muy fuerte contra la rebeldía de
ellos. Les recordó que él no se había autoproclamado líder. Defendió su
liderazgo porque sabía que Dios lo había escogido y levantado y los
desafió a ponerse delante de Dios para que Él mismo confirmara quién
había sido elegido.
El juicio de Dios fue muy severo contra ellos. Tenían que ser
ejemplos y modelos para el resto del pueblo, pero los contaminaron con
su misma rebeldía y orgullo. ¡Murieron 14.700!
Hay líderes que Dios no ha levantado, hacen lo que no deben y son
pecaminosos. Obran por su propia cuenta. No son ejemplo ni modelo. Es
necesario denunciar a estos líderes. Pero Dios protege al liderazgo que
Él ha levantado y que obra de acuerdo a su voluntad.
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